A un mes de la inauguración de su centro tecnológico, la prensa hace eco del hito de Innocon y la destaca como la empresa más grande en el área.
En la edición del pasado 14 de mayo, el diario El Sur -principal diario regional- publicó un artículo acerca de la próxima inauguración del nuevo edificio de Innocon, artículo donde además se ahondó en el quehacer de la empresa y su interrelación con las otras empresas del grupo Setop y la comunidad. A continuación el artículo en su totalidad: "En un proceso de expansión, que considera la pronta inauguración de las nuevas instalaciones que tuvieron una inversión de US$ 3,5 millones, está la empresa local Innocon, que se ha dedicado durante años a la innovación, donde el foco ha estado en el desarrollo de la alimentación humana. Carlos Sepúlveda, gerente general, contó que durante años han estado en el mundo de la investigación, hasta que en el 2012 se tomó la determinación estratégica de abrirse al mundo o hacia empresas nacionales o internacionales. Comentó que cuentan con varias áreas, como la investigación básica, pero siempre buscando productos distintos que puedan salir al mercado. A modo de ejemplo, desarrollaron un derivado del aceite de pescado, que está presente en varios formatos, pero a la gente le cuesta consumirlo por cierto prejuicio hacia su aroma. Como tienen empresas hermanas que se dedican a comercializarlos como tal, tomaron la decisión de transformar el líquido en polvo o harina para introducirlo en el pan, galletas o jamón de pavo para que así las personas puedan consumirlo sin darse cuenta y sin tener que esforzarse en comprar las cápsulas. "En su momento lo evaluamos como un beneficio para los niños en alimentos para la Junaeb para sumarlo al pan. En el fondo, el desafío fue poner algo líquido en sólido y el segundo es que no salga el sabor y olor mientras es consumido. Fueron años de desarrollo de la receta hasta que dimos con el elemento", afirmó. Ahora está a las puertas de la comercialización, pues recién terminaron todo el proceso que tuvo el apoyo de Corfo, con Innova Biobío en su época. El ejecutivo recalcó que no es que vendan las ideas que elaboran, sino que es la fórmula que luego traspasan a un cliente que lo incluye en sus alimentos. INQUIETUD Pero esto no es todo. Bajo el concepto de la inquietud con la que se desenvuelven, en uno de los tantos recorridos que hacen por el país, en la Región del Maule identificaron que productores de aceite de oliva, luego de todo el proceso de elaboración, queda un residuo que complicado de trabajar. Es el alperujo, que es una mezcla del cuesco de la aceituna, el hollejo y carne que no es usado en el líquido final. "Es un residuo bien complicado, porque si no se trata de buena forma puede generar daño a la tierra. La solución era hacer un agujero de grandes dimensiones, se instalaba un geotextil para que los restos no penetraran hacia abajo y no tuvieran contacto con las napas de agua", relató. Carlos Sepúlveda señaló que luego de conversar con los productores, el holding creó una empresa en el Biobío para procesar los cuescos de las aceitunas y transformarlos en un producto que sirve para la industria química. Fue así como desarrollaron un pegamento que se utiliza para las maderas prensadas. Hicieron todo el proceso, lo transformaron en comercializable, formaron la industria y desde el 2012 lo tienen en el mercado de manera constante, restando residuos potenciales, en Chile, a 25 mil toneladas, aunque solo están rescatando 2.000, por ahora. Tomaron la decisión de levantar una planta en el Parque Escuadrón Uno en Coronel, donde llevan a cabo toda la investigación que apunta no solo al conocimiento, sino que buscan productividad a fin de generar puestos de trabajo, crear nuevas instalaciones y crecer, cuyo foco son las empresas hermanas como externas. El gerente sostuvo que junto a la concepción de nuevos productos, el foco también es la ingeniería, cuyo fin es diseñar la planta con todo lo que eso implica, como la infraestructura, las calderas o la tecnología. A ello se suma el área de obras, que se enfoca en construir todo lo que se inventa. "Por eso digo que somos medios raros, porque por un lado somos una empresa en que creamos un producto, diseñamos una planta y la construimos para algo específico, como fue lo del cuesco de aceituna", sostuvo. Actualmente, en la firma trabajan 70 personas, entre bioquímicos, ingenieros en alimentos, químico farmacéuticos, pasando por ingenieros civiles, estructurales, mecánicos hasta el maestro soldador, eléctrico o albañil. Solo tercerizan cuando es algo muy específico, como lo han hecho al comprar equipos de Alemania bajo las condiciones que exigen. PRINCIPAL CENTRO El ejecutivo remarcó que siempre han querido ser el principal centro de investigación privado industrial del sur de Chile y bajo esa premisa han buscado el crecimiento para poder llevar adelante esta labor y hacer más productos, junto a incluir un mayor número de profesionales. De ahí es que necesitan más instalaciones, algo que durante años han buscado. Por eso, el próximo mes inaugurarán las instalaciones de su centro tecnológico industrial, donde el objetivo es trabajar para toda la industria, desde alimentación humana, animal, industria química, minera hasta el desarrollo de pinturas. "Es un amplio abanico gracias al número de profesionales que tenemos, además de ir sumando nuevas ideas o sangre nueva que fortalezca a la empresa. En mi caso yo soy importado. Soy doctor en ingeniería y en la medida de lo posible traemos extranjeros, pero más del 90% del personal es de la Región", subrayó. Las nuevas dependencias, que es de diseño e ingeniería propia, implicaron una millonaria inversión. En el primer piso están los laboratorios y en el segundo se habilitó un área de oficinas para los investigadores, consultores e ingenieros. El tercero es para auditorio y reuniones. En la parte posterior, hay un galpón de plantas piloto para prototipos y más atrás una maestranza y talleres eléctricos para la fabricación de máquinas y otras cosas. "El edificio tiene cerca de 1.000 metros cuadrados construidos y el resto son unos 600 m2. Estas obras partieron en agosto de 2016 y solo en instalaciones gastamos US$ 2 millones, pero al sumar los equipos son otros US$ 1,5 millones, pues son de última generación y necesarios. Pero también está la inversión humana", manifestó Carlos Sepúlveda. Carlos Méndez, gerente comercial de Innocon, agregó que el paso que dieron fue en una época en que la situación económica era de incertidumbre, "pero las crisis se capean creciendo más", dijo. El grupo tiene esa misión, donde la innovación es el objetivo, porque a los productos se la da valor agregado y los hace más competitivos. Agregó que apuntan a las economías circulares, lo que implica no dejar rastros ni huellas en lo que se produce. "Por eso la oportunidad es buscar subproductos que a veces son una carga para algunas empresas", cerró." Fuente: http://www.elsur.cl/impresa/2018/05/14/full/cuerpo-principal/11/